Lea más sobre el análisis del árbol genealógico en la enfermedad de Fabry.
Lea más sobre enfermedad de Fabry - tratamiento sintomático.
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El gen de la enfermedad de Fabry se encuentra en el cromosoma X, y la enfermedad se transmite siguiendo un tipo de herencia ligada al cromosoma X. Cuando hay indicios de que un paciente podría padecer la enfermedad de Fabry, la realización de un análisis del árbol genealógico y por lo tanto, de su historia familiar es esencial para fundamentar el diagnóstico e identificar parientes del paciente que pueden tener síntomas de la enfermedad o ser portadores.1 La evaluación exhaustiva de la historia familiar y el análisis del árbol genealógico pueden asegurar un diagnóstico más temprano y un tratamiento más efectivo de los pacientes sin diagnosticar o diagnosticados incorrectamente.
Una vez diagnosticada la enfermedad de Fabry, debería ofrecerse asesoramiento genético a todos los pacientes para ayudarlos a valorar su situación y decidir si se comunica el diagnóstico a la familia y cómo hacerlo. A menudo, los pacientes no admiten su situación y no se comunican con su familia, especialmente en casos de manifestaciones graves de la enfermedad. Es frecuente que tras el diagnóstico salgan a la luz tensiones familiares.
La enfermedad de Fabry es incurable y los pacientes deben recibir tratamiento durante toda la vida, independientemente de que se traten los signos y síntomas de la enfermedad o el defecto metabólico que la causa. A grandes rasgos, se puede decir que hoy en día existen dos métodos complementarios para el tratamiento de la enfermedad de Fabry:
El TES es el tratamiento de referencia de la enfermedad de Fabry. El TES se introdujo en 2001 y supuso la primera oportunidad de tratar la deficiencia enzimática subyacente.1,2 l TES, que se considera el tratamiento de referencia de la enfermedad de Fabry, proporciona una fuente exógena de α-galactosidasa (α-Gal) A, que remplaza la deficiencia de la enzima en las células del cuerpo1-4 y contribuye así a lentificar el avance de la enfermedad. El TES para la enfermedad de Fabry se administra por vía intravenosa una vez cada dos semanas y está indicado en pacientes con un diagnóstico confirmado de enfermedad de Fabry.1,2
Algunas mutaciones genéticas de α-Gal A (llamadas “mutaciones susceptibles”) pueden comportar variantes de α-Gal A con un plegamiento defectuoso, que tienen actividad enzimática residual pero son inestables. Esto conduce a un suministro deficiente de la enzima a los lisosomas y a una enzima agregada o con un ensamblaje defectuoso en el retículo endoplasmático, lo que se traduce en la pérdida o disminución de la función enzimática.1,2 Estas variantes pueden estabilizarse mediante chaperonas químicas, que se acoplan al sitio activo de la enzima para favorecer el correcto plegamiento y el transporte de la α-Gal A endógena.3 El tratamiento con chaperonas se administra por vía oral y solo se contempla y aprueba en pacientes con una mutación susceptible.4
La enfermedad de Fabry es una enfermedad ligada al sexo, ya que el gen de α-Gal A (GLA) se encuentra en el cromosoma X.1-5 Más de 700 mutaciones distintas en el gen GLA pueden causar la enfermedad de Fabry.5 Las mutaciones más frecuentes son mutaciones puntuales (sin sentido, 55,9 %; de sentido erróneo, 11,2 %), seguidas de reordenamientos de <60 nucleótidos (26,8%). Los reordenamientos más amplios de bases se dan con menor frecuencia (1,9 %) e implican deleciones y duplicaciones.6 Los datos de pacientes del Informe de resultados de la enfermedad de Fabry (Fabry Outcome Survey, FOS por sus siglas en inglés), un registro internacional promovido por Shire, concuerdan bien con estas cifras.6
La enfermedad de Fabry se solía clasificar como una enfermedad genética recesiva, ligada al cromosoma X; sin embargo, las mujeres portadoras del gen de Fabry pueden presentar signos y síntomas de la enfermedad. Por ello, hoy en día se dice que la enfermedad de Fabry “sigue una herencia ligada al cromosoma X’1 y el uso del término “portadora” para las mujeres con el gen de Fabry puede que ya no sea adecuado.2
Los hombres solo heredan un gen GLA mutante de su madre (debido a su localización en el cromosoma X) y por ello son siempre hemicigóticos para el gen de Fabry. Por consiguiente, los hombres solo transmiten el gen mutante a sus hijas.3 Las mujeres suelen portar un único gen mutante en uno de sus cromosomas X y, por tanto, suelen ser heterocigóticas para el gen de Fabry.
Aunque es posible que una mujer porte un gen mutante en ambos cromosomas X, la forma homocigótica es extremadamente rara.4 Una mujer heterocigótica con el gen de la enfermedad de Fabry tiene una probabilidad del 50 % de pasarlo a su descendencia, independientemente de su sexo.3