Descubra más acerca de Grupos de población susceptibles.
Descubra más acerca de la lista de verificación de síntomas de la enfermedad de Fabry.
Diagnóstico diferencial: la enfermedad de Fabry es de difícil diagnóstico; en parte debido a que los signos y síntomas multisistémicos asociados a la enfermedad coinciden con los de otras enfermedades;1,2 y en parte debido a la variabilidad en la evolución de la enfermedad. La enfermedad de Fabry es una enfermedad rara; por ello, los médicos no la barajan automáticamente como parte del diagnóstico diferencial cuando los pacientes presentan síntomas multisistémicos inespecíficos.1,2
Con frecuencia se emite un diagnóstico incorrecto; un 25 % de los pacientes del Informe de resultados de la enfermedad de Fabry (FOS [[Fabry Outcome Survey] por sus siglas en inglés) recibieron un diagnóstico inicial incorrecto.1 El lapso de tiempo medio entre la aparición de los síntomas y el diagnóstico es de 13,7 años en los hombres, y 16,3 años en las mujeres.1 El retraso en el diagnóstico de las mujeres respecto a los hombres se ha atribuido a la poca uniformidad de los marcadores de la enfermedad, a la variabilidad genética, a una evolución de la enfermedad más lenta y a ideas equivocadas sobre la prevalencia de la enfermedad.1-4
Hay muy pocos signos y síntomas de la enfermedad de Fabry que sean específicos de esta enfermedad. No obstante, algunos signos y síntomas son especialmente indicativos de la enfermedad de Fabry y deberían ser siempre objeto de ulterior análisis, especialmente cuando se da más de uno al mismo tiempo.
Anomalías de conducción, arritmia, hipertrofia ventricular izquierda,
Quistes, albuminuria, proteinuria, insuficiencia renal progresiva
Dolor abdominal, náuseas, vómito, estreñimiento, diarrea
Angioqueratomas
Accidentes isquémicos transitorios ACV, problemas neuropsiquiátricos, cansancio
Acroparestesia, hipohidrosis, hipersensibilidad térmica
Córnea verticillata, vasos sanguíneos tortuosos en la retina
Discapacidad auditiva, vértigo, acúfenos
AI, aurícula izquierda; VI, ventrículo izquierdo; RM, resonancia magnética; VD, ventrículo derecho
El procedimiento de referencia para el diagnóstico de la enfermedad de Fabry en el laboratorio consiste en medir la actividad enzimática de α-Gal A en los leucocitos de un paciente y realizar el análisis molecular del gen GLA (véase el diagrama a continuación). La acumulación progresiva del biomarcador Gb3 en los tejidos se ha venido considerando históricamente como una característica importante de la enfermedad de Fabry;1 por ello, se han usado tradicionalmente la cromatografía, los enzimoinmunoanálisis de adsorción y la espectrometría de masas para medir el Gb3 en plasma y orina.2 No obstante, se ha empezado a cuestionar si la acumulación del biomarcador Gb3 es o no la responsable exclusiva de los síntomas clínicos de la enfermedad de Fabry. Por tanto, la fiabilidad de Gb3 como biomarcador de la enfermedad de Fabry es cuestionable.1,3,4
El diagnóstico precoz de la enfermedad de Fabry es indispensable para poder iniciar el tratamiento específico y la atención y control de los síntomas, y así limitar daños potencialmente irreversibles en los órganos.1,2 El diagnóstico precoz puede ser también beneficioso para aquellos parientes en los que la enfermedad aún no ha sido diagnosticada; se pueden identificar hasta cinco casos más de enfermedad de Fabry en una misma familia mediante análisis del árbol genealógico.3
El diagnóstico implica muchas pruebas diferentes, realizadas por un equipo multidisciplinario de muy diversas especialidades clínicas.1En los hombres, el diagnóstico se realiza midiendo la actividad enzimática de α-Gal A y se confirma mediante las pruebas genéticas; en las mujeres, el diagnóstico debe hacerse en función de las pruebas genéticas, dado que la actividad enzimática de α-Gal A puede encontrarse dentro de un intervalo normal.4,5
El retraso en el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad de Fabry puede tener consecuencias clínicas considerables tanto para los hombres como para las mujeres, que incluyen daños irreversibles en los órganos, disfunción de los órganos vitales y mortalidad prematura.1 Si no se trata, la enfermedad de Fabry puede reducir la esperanza de vida unos 20 años en los hombres y 15 años en las mujeres.6-8
Mejora del diagnóstico
Los diagnósticos incorrectos son frecuentes en la enfermedad de Fabry.1 En un análisis de pacientes con la enfermedad de Fabry, un 25 % recibió un diagnóstico inicial incorrecto, con un lapso de tiempo medio de más de 13 años entre la aparición de los síntomas y el diagnóstico.2 La evolución clínica de la enfermedad es altamente variable, lo que da lugar a un amplio abanico de posibles diagnósticos diferenciales.1 Entre los diagnósticos incorrectos más frecuentes de la enfermedad de Fabry se encuentran enfermedades reumatológicas y fiebre reumática, artritis, enfermedad neuropsicológica y esclerosis múltiple.2 La enfermedad de Fabry debería ser incluida en la lista de diagnósticos diferenciales de patologías poco claras y aquellas que cursan de manera atípica.1
Adaptado de Mehta A et al. Eur J Clin Invest 2004;34:236–42